Como cada 28 de enero desde 2006, celebramos  el Día Internacional de la Protección de Datos Personales. La elección de esta fecha conmemora la aprobación en 1981 del primer convenio en esta materia, el Convenio nº 108 del Consejo de Europa para la protección de las personas con respecto al tratamiento automatizado de datos de carácter personal.  Desde entonces la cultura de la protección de datos ha experimentado un importante avance y tiene un papel cada vez más relevante en nuestro día a día.

 

Afortunadamente, la concienciación de los ciudadanos y las entidades sobre la importancia de dar una adecuada protección a la privacidad es cada vez mayor. Y no solo por la existencia de una exigente normativa que impone una serie de mecanismos y obligaciones para hacer verdaderamente efectiva esta protección (junto con unas importantes sanciones en caso de incumplimiento), sino porque ¡por fin! vamos asumiendo que la gestión de nuestra parcela personal de privacidad constituye un derecho fundamental que tenemos reconocido por la ley que además pone a nuestra disposición una serie de herramientas para poder mantenerla a salvo de intromisiones no deseadas de terceros.

 

Aprovechando el recordatorio que supone este día, este es un buen momento para pararnos brevemente  a reflexionar sobre como gestionamos el tratamiento de datos en nuestras organizaciones y si podemos introducir mejoras que garanticen no solo el cumplimiento de nuestras obligaciones, sino que contribuyan a la mejor protección de nuestros derechos como ciudadanos.

 

¡Feliz Día de los Datos!